Básicamente:
- Tener un producto o un servicio
que ofrecer, y por tanto, definir una actividad para la empresa.
- Tener un cliente potencial,
bien definido, al que se dirigirá el producto o servicio de la empresa y
del que se habrá valorado su estabilidad en el tiempo.
- Hacer un estudio de la
estructura y organización necesaria que la empresa requiere para ofrecer
su producto a satisfacción de su cliente potencial.
- En base al estudio anterior,
hacer un estudio económico inicial, calculando la inversión inicial,
costes de producción, ingresos previstos, plazo de amortización de los
créditos y las instalaciones en caso de haberlos, etc.
- Tener actualizados balances
fiables de forma regular, de modo que pueda establecerse con eficacia si
la actividad dela empresa está siendo rentable o no.
Todos estos
aspectos son básicos y en una empresa exitosa, no perviven el uno sin el otro,
de tal modo que todo debe haber sido tenido en cuenta y engranado
convenientemente. Aunque, como es obvio, en función de la envergadura de la
actividad empresarial que se pretenda desarrollar serán tanto más complejos los
aspectos a considerar. Es frecuente, por otra parte, que los proyectos
empresariales tengan unos comienzos relativamente modestos y, si han dado con
la fórmula correcta, vayan creciendo después. Las empresas informativas no
están en modo alguno al margen de este planteamiento teórico. Las premisas a
seguir para su éxito son, pues, las mismas que para una empresa de otro ámbito.
En el caso del Periodismo, una empresa informativa sirve información a la ciudadanía y, quizás, incluso antes de tener en cuenta la rentabilidad, deba prestar atención a comprobar si realmente está ofrenciendo un servicio público de calidad.
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